Hasta que cumple los veinticinco, un hombre piensa de vez en cuando que, en las circunstancias adecuadas, él podría ser el hijoputa más peligroso del mundo. Si me fuese a un monasterio de China y estudiase artes marciales realmente en serio durante diez años. Si unos traficantes de drogas colombianos matasen a toda mi familia y yo jurase vengarme. Si tuviese una enfermedad incurable y emplease mi último año de vida en limpiar las calles de criminales. Si lo dejase todo y me dedicase por completo a ser peligroso. (Neal Stephenson, Snow Crash)